sábado 23 2025

Capítulo III De nuestro trancurrir por el río y los mucho peligros a los que nos enfrentamos.

 

( pasa abajo para leer con fuente no artística)


Al breve de trascurrir en sus aguas divisamos como un ser sibilino - que no podía proceder más que de las mismas entrañas del Averno del Ponto, Tal vez enviado por los propios demonios que allí habitan al servicio del Lucifer de las profundidades y que emerge a la superficie sin más tarea que traer el mal y la destrucción a la humanidad-  el cual nos llenó de un pavor aterrador que aún en el día de hoy y tras el tiempo transcurrido me hiela la sangre. Se veía que o bien no disponía de la habilidad de mirar de reojo, como por ejemplo la familia de los équidos, o bien su menester de procurar el mal no incluía a nuestras personas. Hizo que este monstruo marino  tomara andurrios alejados de nosotros. El ser infernal de aspecto parecido a una culebra de no más de dos palmos atravesó el río a unos quince metros de nuestra proa haciendo que nuestras pulsaciones se ajustaran al esfuerzo y no al cangelo. por su denostada presencia. que se alejaba.

 

 El siguiente episodio tuvo lugar en el paso de Coria del Rio. Divisamos las blancas casas de esta localidad ribereña.. El infundio de animosidad que nos produjo tal visión nos aportó un vigor especial. ¡Por fin! un atisbo de civilización..... después de dos millas..


.

El paisaje de casas trascurría y a mitad más o menos hicimos una parada puesto que debíamos dar paso a la Barcaza que hacía su servicio de paso de orilla a orilla.  Fuimos consciente como la tripulación y viajeros percibieron en nuestros ojos la mirada del tigre. Y supongo que se preguntarían de dónde venían o iban (esos pringaos) .  

A partir de aquí la naturaleza salvaje se hizo acopio de nuestras almas. 

El ritmo no se perdió hasta millas más tarde. No recuerdo la hora; pero si se que era la de comer o más aún, puesto que las necesidades de sustento de los héroes no es diferente al resto de los mortales. Y las tripas sonaban con especial animosidad.


Allende en la distancia divisamos un cortijo o similar. Localizamos una orilla apropiada para realizar un desembarque y dar cuenta de las vituallas energéticas que el equipo de logística había preparado para nuestro sustento. 

las energéticas vituallas que el equipo de logística había preparado para nuestro sustento consistía básicamente en tres bocadillos de fiambres variados - supongo que adivináis porqué no eran al menos cuatro- y una botella a media de agua. 

Descubrimos con pavor que dichas vituallas estaban totalmente empapadas debido a la penetración del agua de la sentina del buque en las bolsas de plástico en que se hallaban envueltas y que el susodicho equipo no había testado previa y convenientemente como hacen los de la NASA y los americanos. 

En una piedra muy apropiada en dimensiones y condiciones decidimos dejar abiertos los bocadillos a fin de que estos se secaran con el sol y pudiéramos hincar el diente al menos a la mortadela, chorizo y salchichón que componía su interior y alegría de nuestros atrofiados estómagos. 

A continuación nos dirigimos al cortijo allí cercano. No tardó en dar la voz de alarma los ladridos. El spaniel breton ( o similar) que se dirigió amenazadoramente hasta nuestro grupo que realizábamos una coreografía consistente en realizar unas rotaciones entre nosotros, no para buscar refugio sino para dar refugio valientemente a los compañeros ofreciendo nuestro pecho descubierto a la posible agresión canina.

 No estoy seguro si el perro, tras percatarse de la calidad de nuestras personas le entró tufillo o fue la voz de la dueña que se acercaba seguida de un par de chiquillos, lo que hizo que el animal nos oliera un par de veces y continuara su camino sobrepasando nuestra compaña. 

 satisfaciendo toda la curiosidad de la dueña, le respondimos a todas sus preguntas.

. Nosotros previamente habíamos convenido en derivar nuestra verborrea a temas culinarios intentando hacerle ver la necesidad de tales menesteres por nuestra supervivencia y buen fin de nuestra empresa. 

Entre chanzas y titubeos propios de las conversaciones informales se ve que la buena señora o era difícil de convencer o no llegamos a explicarnos bien o no llegó a captar la esencia del mensaje. El caso es que solo alcanzamos a que los chiquillos que la acompañaban nos proporcionaran unos vasos de agua que absorbimos con fruición y deleite para nuestras gargantas. 

En ello apareció el perro cuyas fauces portaba algo parecido a algún resto de cárnicos procesados. Creo que fue Fali el que reaccionó el primero gritando ¡los bocadillos! y acto seguido fue a comprobar la veracidad del cometido crimen. 

Por no importunar a la señora con la mancha de la responsabilidad y la culpa bromeamos hipócritamente sobre la poca importancia que tenía el hecho. Nuestras risas ( y la de la señora y chiquillada presente) contrastaba con el sentir de desgracia e infortunio que nos auguraba un futuro de escasez y sufrimiento gástrico. 

En esto la buena mujer hizo de pasada una referencia sobre la frecuencia con que los camaroneros se acercaban por aquellas latitudes. De la conversación que seguimos de forma razonada extraimos la motivante conclusión de que en la siguiente curva o muy poco más allá debía estar el brazo del Noroeste donde supuestamente nos esperaba el equipo de apoyo y/o rescate. 

Esto unido a nuestros estómagos engañados por el relleno de líquido elemento hizo que nuestras mentes y cuerpos adquirieran un vigor que nos invitó a continuar con nuestro viaje. 

Cuando después de duro palear giramos en la siguiente curva, apareció otra y luego otra. Esto, unido a la entrada del poniente, hacia que el palear no fuera del todo agradable. Cuando mis brazos enflaquecían recibía un aviso por la retaguardia de lo más estimulante que me hacia restituirme inmediatamente. Se me venía a la cabeza la escena de Ben-Hur, esa del galeote cortandose un pie con el hacha para que las cadenas no lo arrastrasen al fondo. 

Cuando las fuerzas daba para poco en todo el equipo decidimos desembarcar y buscar otra forma de llegar a Sanlúcar. 


En un lugar que vimos apropiado realizamos el desembarque e inicialmente nos dispusimos a  descansar con el fin de que con el cerebro mas centrado viniera alguna idea que nos sacara de aquel infierno. 

Fali se echo en el suelo y según relata empezó a notar un "hormigueo" en las piernas. Efectivamente eran hormigas nativas que lo atacaban impunemente, con saña y desmesura por lo cual recurrió a toda sus armas para combatir en esta desigual batalla (para las hormigas). 

Estas cometieron el error de no identificar a nuestro comandante y viendo que el punto débil eran las piernas atacaban ahí alejadas de puntos vitales y obviamente más a la mano para ellas. Cabezas y miembros destrozados volaban por doquier. Las envestidas de tan fieros animales cesaron en favor del agredido que por no causar más daño retirose del hormiguero y estas, cobardes no fueron capaces de continuar el combate retirandose a sus cuarteles. 

Observé la escena y la verdad es que no me reí mucho porque en esos momentos me volqué hacia atrás clavándome terrones de fango reseco y otros restos puntiagudos de la naturaleza que en esos momentos me pareció un mullido colchón y quedome dormido.   

Tuve un extraño sueño donde nos veía a nosotros mismos con harapos, morriones , espadas y armaduras en a la orilla de un río ecuatorial negociando hábil y embaucadortamente con desarrapados indígenas. Intercambiamos oro por baratijas. ¡Qué desigual canje! ¡qué timo! ¡qué abuso!: Nosotros le dábamos oro y ellos a nosotros...... baratijas.  

Despertome brusca e inesperadamente  fruto de un alabardazo en el muslo. Me incorporé y reaccioné con rapidez felina y aplasté  con todas mis ganas un horripilante ser que con forma de mosca caballo intentaba succionar todos mis jugos vitales. 


Cuando retiré la mano observé como esta se iba volando muy a la ligera y en cierto modo aprecié un rictus de sonrisa en sus labios, (de haberlos tenido). 

Pude comprobar que en esos momentos me encontraba totalmente solo en aquél erial. Eché un vistazo a mi alrededor y allí en la lontananza pude ver a tres figuras que se desplazaban  en irregular fila india. Me puse camino de alcanzarlos a ver que estaban tramando o si habían localizado el camino de nuestra salvación o iban allí por mera curiosidad. Más al fondo parecía que un vehículo pasaba por un camino o carretera, así que con un rápido razonamiento lo entendí todo. No recuerdo si en un plano intermedio había alguna vivienda o similar. 

El caso es que cuando estaba a poco de alcanzarlos, estos se dieron la vuelta y empezaron a correr hacia mi posición. Esta retirada estratégica fue debida a la persecución que de pronto empezaron a padecer por parte de un mismísimo Cancerbero. 

Yo hice lo propio animado con la ventaja que les procesaba y que me daba una distancia de seguridad ante tal horrendo peligro. Llegado al margen determinado por su instinto natural la Bestia concluyó su labor pasando completamente de nosotros y con la satisfacción de su labor cumplida. 

Unificado el grupo nos dirigíamos a nuestra nave varada a fin de continuar el camino. En ese momento di la voz de alarma ante la aparición de una nave desde el nordeste. Con la agilidad mental que le caracterizaba, nuestro capitán dio orden de pasar a la carrera, embarcar y dirigirnos a ella a fin de pedir auxilio en nuestra desventura.............

 


 

  

Al breve de trascurrir en sus aguas divisamos como un ser sibilino - que no podía proceder más que de las mismas entrañas del Averno del Ponto, Tal vez enviado por los propios demonios que allí habitan al servicio del Lucifer de las profundidades y que emerge a la superficie sin más tarea que traer el mal y la destrucción a la humanidad-  el cual nos llenó de un pavor aterrador que aún en el día de hoy y tras el tiempo transcurrido me hiela la sangre. Se veía que o bien no disponía de la habilidad de mirar de reojo, como por ejemplo la familia de los équidos, o bien su menester de procurar el mal no incluía a nuestras personas. Hizo que este monstruo marino  tomara andurrios alejados de nosotros. El ser infernal de aspecto parecido a una culebra de no más de dos palmos atravesó el río a unos quince metros de nuestra proa haciendo que nuestras pulsaciones se ajustaran al esfuerzo y no al cangelo. por su denostada presencia. que se alejaba.

 

 El siguiente episodio tuvo lugar en el paso de Coria del Rio. Divisamos las blancas casas de esta localidad ribereña.. El infundio de animosidad que nos produjo tal visión nos aportó un vigor especial. ¡Por fin! un atisbo de civilización..... después de dos millas..


.

El paisaje de casas trascurría y a mitad más o menos hicimos una parada puesto que debíamos dar paso a la Barcaza que hacía su servicio de paso de orilla a orilla.  Fuimos consciente como la tripulación y viajeros percibieron en nuestros ojos la mirada del tigre. Y supongo que se preguntarían de dónde venían o iban (esos pringaos) .  

A partir de aquí la naturaleza salvaje se hizo acopio de nuestras almas. 

El ritmo no se perdió hasta millas más tarde. No recuerdo la hora; pero si se que era la de comer o más aún, puesto que las necesidades de sustento de los héroes no es diferente al resto de los mortales. Y las tripas sonaban con especial animosidad.


Allende en la distancia divisamos un cortijo o similar. Localizamos una orilla apropiada para realizar un desembarque y dar cuenta de las vituallas energéticas que el equipo de logística había preparado para nuestro sustento. 

las energéticas vituallas que el equipo de logística había preparado para nuestro sustento consistía básicamente en tres bocadillos de fiambres variados - supongo que adivináis porqué no eran al menos cuatro- y una botella a media de agua. 

Descubrimos con pavor que dichas vituallas estaban totalmente empapadas debido a la penetración del agua de la sentina del buque en las bolsas de plástico en que se hallaban envueltas y que el susodicho equipo no había testado previa y convenientemente como hacen los de la NASA y los americanos. 

En una piedra muy apropiada en dimensiones y condiciones decidimos dejar abiertos los bocadillos a fin de que estos se secaran con el sol y pudiéramos hincar el diente al menos a la mortadela, chorizo y salchichón que componía su interior y alegría de nuestros atrofiados estómagos. 

A continuación nos dirigimos al cortijo allí cercano. No tardó en dar la voz de alarma los ladridos. El spaniel breton ( o similar) que se dirigió amenazadoramente hasta nuestro grupo que realizábamos una coreografía consistente en realizar unas rotaciones entre nosotros, no para buscar refugio sino para dar refugio valientemente a los compañeros ofreciendo nuestro pecho descubierto a la posible agresión canina.

 No estoy seguro si el perro, tras percatarse de la calidad de nuestras personas le entró tufillo o fue la voz de la dueña que se acercaba seguida de un par de chiquillos, lo que hizo que el animal nos oliera un par de veces y continuara su camino sobrepasando nuestra compaña. 

 satisfaciendo toda la curiosidad de la dueña, le respondimos a todas sus preguntas.

. Nosotros previamente habíamos convenido en derivar nuestra verborrea a temas culinarios intentando hacerle ver la necesidad de tales menesteres por nuestra supervivencia y buen fin de nuestra empresa. 

Entre chanzas y titubeos propios de las conversaciones informales se ve que la buena señora o era difícil de convencer o no llegamos a explicarnos bien o no llegó a captar la esencia del mensaje. El caso es que solo alcanzamos a que los chiquillos que la acompañaban nos proporcionaran unos vasos de agua que absorbimos con fruición y deleite para nuestras gargantas. 

En ello apareció el perro cuyas fauces portaba algo parecido a algún resto de cárnicos procesados. Creo que fue Fali el que reaccionó el primero gritando ¡los bocadillos! y acto seguido fue a comprobar la veracidad del cometido crimen. 

Por no importunar a la señora con la mancha de la responsabilidad y la culpa bromeamos hipócritamente sobre la poca importancia que tenía el hecho. Nuestras risas ( y la de la señora y chiquillada presente) contrastaba con el sentir de desgracia e infortunio que nos auguraba un futuro de escasez y sufrimiento gástrico. 

En esto la buena mujer hizo de pasada una referencia sobre la frecuencia con que los camaroneros se acercaban por aquellas latitudes. De la conversación que seguimos de forma razonada extraimos la motivante conclusión de que en la siguiente curva o muy poco más allá debía estar el brazo del Noroeste donde supuestamente nos esperaba el equipo de apoyo y/o rescate. 

Esto unido a nuestros estómagos engañados por el relleno de líquido elemento hizo que nuestras mentes y cuerpos adquirieran un vigor que nos invitó a continuar con nuestro viaje. 

Cuando después de duro palear giramos en la siguiente curva, apareció otra y luego otra. Esto, unido a la entrada del poniente, hacia que el palear no fuera del todo agradable. Cuando mis brazos enflaquecían recibía un aviso por la retaguardia de lo más estimulante que me hacia restituirme inmediatamente. Se me venía a la cabeza la escena de Ben-Hur, esa del galeote cortandose un pie con el hacha para que las cadenas no lo arrastrasen al fondo. 

Cuando las fuerzas daba para poco en todo el equipo decidimos desembarcar y buscar otra forma de llegar a Sanlúcar. 


En un lugar que vimos apropiado realizamos el desembarque e inicialmente nos dispusimos a  descansar con el fin de que con el cerebro mas centrado viniera alguna idea que nos sacara de aquel infierno. 

Fali se echo en el suelo y según relata empezó a notar un "hormigueo" en las piernas. Efectivamente eran hormigas nativas que lo atacaban impunemente, con saña y desmesura por lo cual recurrió a toda sus armas para combatir en esta desigual batalla (para las hormigas). 

Estas cometieron el error de no identificar a nuestro comandante y viendo que el punto débil eran las piernas atacaban ahí alejadas de puntos vitales y obviamente más a la mano para ellas. Cabezas y miembros destrozados volaban por doquier. Las envestidas de tan fieros animales cesaron en favor del agredido que por no causar más daño retirose del hormiguero y estas, cobardes no fueron capaces de continuar el combate retirandose a sus cuarteles. 

Observé la escena y la verdad es que no me reí mucho porque en esos momentos me volqué hacia atrás clavándome terrones de fango reseco y otros restos puntiagudos de la naturaleza que en esos momentos me pareció un mullido colchón y quedome dormido.   

Tuve un extraño sueño donde nos veía a nosotros mismos con harapos, morriones , espadas y armaduras en a la orilla de un río ecuatorial negociando hábil y embaucadortamente con desarrapados indígenas. Intercambiamos oro por baratijas. ¡Qué desigual canje! ¡qué timo! ¡qué abuso!: Nosotros le dábamos oro y ellos a nosotros...... baratijas.  

Despertome brusca e inesperadamente  fruto de un alabardazo en el muslo. Me incorporé y reaccioné con rapidez felina y aplasté  con todas mis ganas un horripilante ser que con forma de mosca caballo intentaba succionar todos mis jugos vitales. 


Cuando retiré la mano observé como esta se iba volando muy a la ligera y en cierto modo aprecié un rictus de sonrisa en sus labios, (de haberlos tenido). 

Pude comprobar que en esos momentos me encontraba totalmente solo en aquél erial. Eché un vistazo a mi alrededor y allí en la lontananza pude ver a tres figuras que se desplazaban  en irregular fila india. Me puse camino de alcanzarlos a ver que estaban tramando o si habían localizado el camino de nuestra salvación o iban allí por mera curiosidad. Más al fondo parecía que un vehículo pasaba por un camino o carretera, así que con un rápido razonamiento lo entendí todo. No recuerdo si en un plano intermedio había alguna vivienda o similar. 

El caso es que cuando estaba a poco de alcanzarlos, estos se dieron la vuelta y empezaron a correr hacia mi posición. Esta retirada estratégica fue debida a la persecución que de pronto empezaron a padecer por parte de un mismísimo Cancerbero. 

Yo hice lo propio animado con la ventaja que les procesaba y que me daba una distancia de seguridad ante tal horrendo peligro. Llegado al margen determinado por su instinto natural la Bestia concluyó su labor pasando completamente de nosotros y con la satisfacción de su labor cumplida. 

Unificado el grupo nos dirigíamos a nuestra nave varada a fin de continuar el camino. En ese momento di la voz de alarma ante la aparición de una nave desde el nordeste. Con la agilidad mental que le caracterizaba, nuestro capitán dio orden de pasar a la carrera, embarcar y dirigirnos a ella a fin de pedir auxilio en nuestra desventura.............

martes 05 2025

Capítulo II De como ..... bajamos el k4 por el rio.

 (si quieres una fuente menos artística, pasa al final)

Capitulo 2º Donde se cuenta los preparativos y la partida de aguas sevillanas

Nuestro capitán general D. Francisco Morales había resuelto emprender un largo viaje por el Guadalquivir, donde las corrientes y vientos acechan malignas. 

El fin era transportar la embarcación adquirida a nuestra localidad de Sanlúcar de Barrameda desde donde se hallaba depositado: las instalaciones del Club del El Real Círculo de Labradores de Sevilla.

En siendo el año de nuestro señor Jesuscrhisto de milnueveycientos y ochenta y en el día de la Eucaristía de 3 de marzo  hallábame yo, el que suscribe, en una dulce mañana en brazos de Morfeo en cuando Madre requirió mi despertar por imperativo del citado.

En yo sabiendo de la empresa que andaba trajinando y de las muchas vicisitudes que por la deducción de mi joven mente habían de acaecer.  Llenose mi alma de gozo por la partición en tales aventuras que esperaba iban a suceder.

Dábase el caso que éste no encontró tripulación suficiente para tal logro, con lo cual recurrió a mis servicios como extrema medida. 

Encontrábame yo en esos momentos en plena bisoñez en la práctica del manejo del remo o pala (como es más correcto, al no disponer ésta de apoyo en la embarcación)  y habiéndose cumplido el año y tres días invertidos en tales esfuerzos y ejercicios.  

Siendo informada mi Santa Madre en las faenas que me iba a ver involucrado,  y en no aportándoles muchos detalles de las tales,  y con el aditamento de la sobriedad  en los pormenores más supuestamente escabrosos,  no costó mucha labor obtener el visto bueno de ésta.  

He de decir que mi Padre al que estimaba y respetaba por encima de todas las cosas no se hallaba presente por estar realizado las suyas labores. De no haberse dado esta circunstancia muy posiblemente hubiere tornado la aventura que iba a acaecer en ociosidad obligada acompañada del sucesivo hastío y descontento por mi parte. 

Mirando ella por mi sustento prestose a prepararme unas viandas con las que hacer más llevadero el camino. 

Percatandose Paco de que el tiempo apremiaba, dado que no deberían faltar no más de dos o tres horas  para el mediodía y que aún debíamos trasladar nuestras personas a Sevilla.  Propuso con presteza que tal no había menester pues la logística de la expedición, habiendo previsto tales carestías , la había contrarrestado con una profusa provisión de los más energéticos manjares.

Presto me invitó a que me proveyera a la mayor celeridad de la indumentaria de rigor propia de un día de piraguas cualesquiera: camiseta y bañador.  

Tal era la velocidad que atribuíamos a un K4 que esperábamos el arribo a las playas de Sanlúcar tal vez un poco más tarde de la hora de almorzar. Esto, intuyo a día de hoy , que fue una estratagema del astuto Paco para inculcar prisas en mi proceder.   

El Renault V esperaba en la puerta con Maese D. Morales - al que añadíamos el apelativo de El Corto, puesto que, como puedes, lector, deducir , había otro cuyas dimensiones hacía que fuera bien proceder aplicar la de "El Largo"-  al control y conducción del Vehículo. 

Una vez más, Paco se lo había trajinado, a saber cómo,  para hacerlo participe de otra de sus creaciones mentales y aquél habiéndose  visto comprometido actuaba, en parte,  de catalizador para tomar la iniciativa del proceso y que esta no terminara por consumirse desastradamente.

 El resto de la tripulación, Tomás y Fali, contribuyendo a la tal nombrada presteza producto del aburrimiento y la impaciencia  ya me hacían sitio para ubicarme y partir. 

La contemplación del paisaje -básicamente una extensa e interminable llanura de marisma-, el transcurrir de las leguas del trayecto en la comodidad del coche, o tal vez el sol de la mañana; hizo que se fuera imponiendo cierto nivel de raciocinio que, tras breves deliberaciones, llevaron a nuestros líderes a tomar la opción de ir directo al Prado de San Sebastián.  Y convencer al chofer, al de la taquilla o al primer ministro de los Amarillos para que nos trajera el K4 en el techo del autobús. 

Ni que decir tiene que una vez propuesta la opción no se tardó ni dos con dos  en ser desechada por la muy falta de colaboración a los propuestos. Siendo  el retorno con el rabo entre las piernas soportando la mofa de los allí presentes, más aún cuando estos procuraban mostrar rictus serios.

Una vez en el Real Círculo de Labradores -que se encontraba vacío de personal al estar de descanso por la celebración del consabido  Campeonato de España de larga distancia en el fin de semana anterior (donde obtuvieron la segunda posición tras los Gorilas de Candás)- admiramos nuestro flamante K4

 

El K4 posiblemente el año 82. Está en la explanada hoy ocupada por el pabellón. Se aprecia la puerta corredera de entrada donde está Juanmi (la ropa colgada es suya).

 

Los colores de nuestra patria Andaluza resaltaban estilizadamente en un artilugio que no podía haber sido diseñado para otra cosa que para la más absoluta velocidad . Allí reposaba en el cesped como un tigre al acecho listo para una envestida imposible de refrenar. 

Tal espíritu se nos contagió en tal alta estima que ya no esperábamos terminar el recorrido antes de la hora de almorzar;  sino que lo ejecutaríamos ya mucho antes de los aperitivos, e incluso nos sobraría tiempo. 

Maese Morales inmortalizó esos momento en dos instantáneas - que por cierto algún hideputa extrajo del álbum de fotos del club con la intención ciertamente sibilina de hacer caer en las profundidades de la memoria tal evento y que yo con la fuerza de la palabra me dispongo a lanzarla a la eternidad- En una de ellas se aprecian los preparativos y en la otra la tripulación acoplada, pegada aún al pantalán y a punto de la partida. en Una tercera se muestran los detalles de algunos de los últimos momentos de la aventura que relataré cuando proceda.  

En resumen: : 

Paco como marca y lider, pantalón rojo de chandal y camiseta blanca. a A continuación Tomás, casualmente con la misma indumentaria, como hombre fuerte del grupo y un peinado muy a la moda. En tercera posición, yo, bañador que tuvo unos días en que fue ceñido y camiseta algo así como  de color anaranjado....... digamos que era el paquete del grupo. En cuarta posición y sorprendentemente con indumentaria diferente a Tomás (eran como " Los Pecos"), con la clara misión de que me anduviera atento a no desvirtuar la dinámica del equipo, listo para transmitirme sus sabios consejos  si fuera necesario: El gran Fali del Pozo Amarguillo, canoista. 

Una Vez la tripulación estuvo a bordo, se anunció la partida. 

No hubo descarga de artillería, ni ensordecedores griteríos  animando a la ejecución de tan arriesgado devenir. Cuatro valiente enfrentados con lo ignoto. ¡¡Cuatro héroes!!.. . Solo necesitábamos nuestro arrojo y el empuje de Maese Morales que nos dirigió unas últimas palabras de aliento y nos instó , dentro de un breve lapso de tiempo, a un feliz reencuentro en la boca del océano a unas diecisiete a veinte leguas. 

Desde la  seguridad del muelle agitaba animosamente la mano en señal de despedida, tal como sus hijos pródigos que éramos. 

Bueno esto último no me queda más que imaginar que fue así, pues ya tenia toda la vista y entendederas puestas en el lio de paletas que se me presentaba frente a mi. 

-Sigue a Tomás, capullo- era Fali que me aportaba explicitas instrucciones acompañadas de un astillazo de pala por el costado para reforzarla y cerciorarse que la recibía (la instrucción). Obviamente tal acción se aplicaba totalmente carente de malicia o ensañamiento y solo con ánimo de lograr una mayor efectividad en mi proceder.

He de señalar en nuestro favor que ninguno de los allí presentes  había tripulado en tiempos pretéritos tal embarcación de once metros de eslora y que en breve tiempo y fructuosas apreciaciones, aportadas por unos y otros,  le cogimos el tranquillo y pasamos de surcar aguas a volar. 

Ya veía desde mi posición cuan suave y veloz se deslizaba. En pleno disfrute, ya me veía como marca y líder del K4 - como Herminio Menéndez, pensaba- conduciendo a una victoria celestial a mi tripulación y como el paisaje pasaba y se difuminaba por efecto doppleriano.

La primera inundación la padecimos a la altura de el Náutico de Sevilla. La llegada al Puente de Hierro, el cual divisábamos pero no alcanzábamos nos llenó de desesperanza y debilidad. "Igual un K4 tampoco corre tanto", fue el sentir general que sufríamos cual hemorroides, en silencio y cada uno para sus adentros.  Nos animábamos pensando que diez minutos no es nada y que sería la falta de calentamiento y el agarrotamiento del viaje en coche. 

Pasado este hito ya cogimos un ritmo cansino, digamos que de fondo. 

 Atravesamos el Puerto de Sevilla y buscamos algún lugar por donde sortear las esclusas. Casi no nos llenamos de fango y ya estábamos en pleno rio, pulmón y sustento y también cloaca de nuestra patria Andaluza. En la próxima entrega continuaré con lo acaecido. 





2º PARTE Donde se cuenta los preparativos y la partida de aguas sevillanas

Nuestro capitán general D. Francisco Morales había resuelto emprender un largo viaje por el Guadalquivir, donde las corrientes y vientos acechan malignas. 

El fin era transportar la embarcación adquirida a nuestra localidad de Sanlúcar de Barrameda desde donde se hallaba depositado: las instalaciones del Club del El Real Círculo de Labradores de Sevilla.

En siendo el año de nuestro señor Jesuscrhisto de milnueveycientos y ochenta y en el día de la Eucaristía de 3 de marzo  hallábame yo, el que suscribe, en una dulce mañana en brazos de Morfeo en cuando Madre requirió mi despertar por imperativo del citado.

En yo sabiendo de la empresa que andaba trajinando y de las muchas vicisitudes que por la deducción de mi joven mente habían de acaecer.  Llenose mi alma de gozo por la partición en tales aventuras que esperaba iban a suceder.

Dábase el caso que éste no encontró tripulación suficiente para tal logro, con lo cual recurrió a mis servicios como extrema medida. 

Encontrábame yo en esos momentos en plena bisoñez en la práctica del manejo del remo o pala (como es más correcto, al no disponer ésta de apoyo en la embarcación)  y habiéndose cumplido el año y tres días invertidos en tales esfuerzos y ejercicios.  

Siendo informada mi Santa Madre en las faenas que me iba a ver involucrado,  y en no aportándoles muchos detalles de las tales,  y con el aditamento de la sobriedad  en los pormenores más supuestamente escabrosos,  no costó mucha labor obtener el visto bueno de ésta.  

He de decir que mi Padre al que estimaba y respetaba por encima de todas las cosas no se hallaba presente por estar realizado las suyas labores. De no haberse dado esta circunstancia muy posiblemente hubiere tornado la aventura que iba a acaecer en ociosidad obligada acompañada del sucesivo hastío y descontento por mi parte. 

Mirando ella por mi sustento prestose a prepararme unas viandas con las que hacer más llevadero el camino. 

Percatandose Paco de que el tiempo apremiaba, dado que no deberían faltar no más de dos o tres horas  para el mediodía y que aún debíamos trasladar nuestras personas a Sevilla.  Propuso con presteza que tal no había menester pues la logística de la expedición, habiendo previsto tales carestías , la había contrarrestado con una profusa provisión de los más energéticos manjares.

Presto me invitó a que me proveyera a la mayor celeridad de la indumentaria de rigor propia de un día de piraguas cualesquiera: camiseta y bañador.  

Tal era la velocidad que atribuíamos a un K4 que esperábamos el arribo a las playas de Sanlúcar tal vez un poco más tarde de la hora de almorzar. Esto, intuyo a día de hoy , que fue una estratagema del astuto Paco para inculcar prisas en mi proceder.   

El Renault V esperaba en la puerta con Maese D. Morales - al que añadíamos el apelativo de El Corto, puesto que, como puedes, lector, deducir , había otro cuyas dimensiones hacía que fuera bien proceder aplicar la de "El Largo"-  al control y conducción del Vehículo. 

Una vez más, Paco se lo había trajinado, a saber cómo,  para hacerlo participe de otra de sus creaciones mentales y aquél habiéndose  visto comprometido actuaba, en parte,  de catalizador para tomar la iniciativa del proceso y que esta no terminara por consumirse desastradamente.

 El resto de la tripulación, Tomás y Fali, contribuyendo a la tal nombrada presteza producto del aburrimiento y la impaciencia  ya me hacían sitio para ubicarme y partir. 

La contemplación del paisaje -básicamente una extensa e interminable llanura de marisma-, el transcurrir de las leguas del trayecto en la comodidad del coche, o tal vez el sol de la mañana; hizo que se fuera imponiendo cierto nivel de raciocinio que, tras breves deliberaciones, llevaron a nuestros líderes a tomar la opción de ir directo al Prado de San Sebastián.  Y convencer al chofer, al de la taquilla o al primer ministro de los Amarillos para que nos trajera el K4 en el techo del autobús. 

Ni que decir tiene que una vez propuesta la opción no se tardó ni dos con dos  en ser desechada por la muy falta de colaboración a los propuestos. Siendo  el retorno con el rabo entre las piernas soportando la mofa de los allí presentes, más aún cuando estos procuraban mostrar rictus serios.

Una vez en el Real Círculo de Labradores -que se encontraba vacío de personal al estar de descanso por la celebración del consabido  Campeonato de España de larga distancia en el fin de semana anterior (donde obtuvieron la segunda posición tras los Gorilas de Candás)- admiramos nuestro flamante K4

 

El K4 posiblemente el año 82. Está en la explanada hoy ocupada por el pabellón. Se aprecia la puerta corredera de entrada donde está Juanmi (la ropa colgada es suya).

 

Los colores de nuestra patria Andaluza resaltaban estilizadamente en un artilugio que no podía haber sido diseñado para otra cosa que para la más absoluta velocidad . Allí reposaba en el cesped como un tigre al acecho listo para una envestida imposible de refrenar. 

Tal espíritu se nos contagió en tal alta estima que ya no esperábamos terminar el recorrido antes de la hora de almorzar;  sino que lo ejecutaríamos ya mucho antes de los aperitivos, e incluso nos sobraría tiempo. 

Maese Morales inmortalizó esos momento en dos instantáneas - que por cierto algún hideputa extrajo del álbum de fotos del club con la intención ciertamente sibilina de hacer caer en las profundidades de la memoria tal evento y que yo con la fuerza de la palabra me dispongo a lanzarla a la eternidad- En una de ellas se aprecian los preparativos y en la otra la tripulación acoplada, pegada aún al pantalán y a punto de la partida. en Una tercera se muestran los detalles de algunos de los últimos momentos de la aventura que relataré cuando proceda.  

En resumen: : 

Paco como marca y lider, pantalón rojo de chandal y camiseta blanca. a A continuación Tomás, casualmente con la misma indumentaria, como hombre fuerte del grupo y un peinado muy a la moda. En tercera posición, yo, bañador que tuvo unos días en que fue ceñido y camiseta algo así como  de color anaranjado....... digamos que era el paquete del grupo. En cuarta posición y sorprendentemente con indumentaria diferente a Tomás (eran como " Los Pecos"), con la clara misión de que me anduviera atento a no desvirtuar la dinámica del equipo, listo para transmitirme sus sabios consejos  si fuera necesario: El gran Fali del Pozo Amarguillo, canoista. 

Una Vez la tripulación estuvo a bordo, se anunció la partida. 

No hubo descarga de artillería, ni ensordecedores griteríos  animando a la ejecución de tan arriesgado devenir. Cuatro valiente enfrentados con lo ignoto. ¡¡Cuatro héroes!!.. . Solo necesitábamos nuestro arrojo y el empuje de Maese Morales que nos dirigió unas últimas palabras de aliento y nos instó , dentro de un breve lapso de tiempo, a un feliz reencuentro en la boca del océano a unas diecisiete a veinte leguas. 

Desde la  seguridad del muelle agitaba animosamente la mano en señal de despedida, tal como sus hijos pródigos que éramos. 

Bueno esto último no me queda más que imaginar que fue así, pues ya tenia toda la vista y entendederas puestas en el lio de paletas que se me presentaba frente a mi. 

-Sigue a Tomás, capullo- era Fali que me aportaba explicitas instrucciones acompañadas de un astillazo de pala por el costado para reforzarla y cerciorarse que la recibía (la instrucción). Obviamente tal acción se aplicaba totalmente carente de malicia o ensañamiento y solo con ánimo de lograr una mayor efectividad en mi proceder.

He de señalar en nuestro favor que ninguno de los allí presentes  había tripulado en tiempos pretéritos tal embarcación de once metros de eslora y que en breve tiempo y fructuosas apreciaciones, aportadas por unos y otros,  le cogimos el tranquillo y pasamos de surcar aguas a volar. 

Ya veía desde mi posición cuan suave y veloz se deslizaba. En pleno disfrute, ya me veía como marca y líder del K4 - como Herminio Menéndez, pensaba- conduciendo a una victoria celestial a mi tripulación y como el paisaje pasaba y se difuminaba por efecto doppleriano.

La primera inundación la padecimos a la altura de el Náutico de Sevilla. La llegada al Puente de Hierro, el cual divisábamos pero no alcanzábamos nos llenó de desesperanza y debilidad. "Igual un K4 tampoco corre tanto", fue el sentir general que sufríamos cual hemorroides, en silencio y cada uno para sus adentros.  Nos animábamos pensando que diez minutos no es nada y que sería la falta de calentamiento y el agarrotamiento del viaje en coche. 

Pasado este hito ya cogimos un ritmo cansino, digamos que de fondo. 

 Atravesamos el Puerto de Sevilla y buscamos algún lugar por donde sortear las esclusas. Casi no nos llenamos de fango y ya estábamos en pleno rio, pulmón y sustento y también cloaca de nuestra patria Andaluza. En la próxima entrega continuaré con lo acaecido. 



Sé inteligente, Sé como Héctor. El ejercicio que todo piragüista debería cononer (y si no lo conoces igual no eres piragüista)

 Héctor es un juvenil del club Eslora. Un buen día ve que necesita un ejercicio que: 

* Utilice pesos libres. 

* Trabaje la musculatura del piragüismo. 

* Que las cadenas cinéticas sean parecidas al piragüismo. 

* Que sea un ejercicio que genere máxima potencia.

 


 

 Héctor decide hacer....( elige el destino de Héctor. No la vayas a cagar y recuerda: Sé inteligente, sé como Héctor) : 

 

A.- Se sienta en una maquina a mover pesos para arriba y para abajo.......

B.- Coge una barra y se pone a darle a tope haciendo más repeticiones que una mona......

C.- Se pone a hacer tracción unilateral con mancuernas para piragüismo......

 

  Sé honesto y no mires antes.

 

 

SOLUCIONES  : 

A.-  Se pone en una maquina a mover pesos para arriba y para abajo....... Con una de las palancas le da a un nota to mazao que está haciendo press de banca con un montón de kilos. Se le cae y le revienta la cabeza. Como el tío iba de esteroides hasta el pescuezo no muere y se convierte en zombi. Ataca a todos los del gym y se comen a Héctor. La humanidad entera se convierte en zombis. Nos invaden los marcianos y cuando se percatan del percal salen huyendo. No se dan cuenta que se les coló uno en la nave.....

 

 

 B.-  Coge una barra y se pone a darle a tope haciendo más repeticiones que una mona...... De hacer repeticiones le da un espasmo y no puede parar. Le da un ataque al corazón y se muere. Al tener el sistema nervioso parasimpático hiperestimulado, no muere sino que se se convierte en zombi ... bueno ya os podéis imaginar lo que sigue. 

 

 

C.-  Se pone a hacer tracción unilateral con mancuernas para piragüismo....

1.- Al ser un ejercicio de peso libre implica a muchos grupos musculares y estructuras motrices. Hay músculos principales, sinergistas y estabilizadores que simulan bastante la palada. 

 2.- Es un ejercicio de cadena cinética cerrada, donde los pies están apoyados en el suelo/pedalina. Es ahí donde se genera el movimiento.

3.- Se producen aceleraciones y aplicaciones de fuerza cruciales para la palada. 

4.- Es un ejercicio que hay que realizarlo con las mismas consideraciones que los olímpicos (Halterofilia). Se puede decir que es la "cargada de fuerza" del piragüismo. En él se genera y hay que aplicar una potencia extra. El ejercicio lentamente no se puede hacer. Obliga a aplicar fuerza en el menor tiempo posible. Debe haber una intención explicita de realizarlo a máxima velocidad. De lo contrario te sale un churro. 

De hacer este ejercicio Héctor sale que es capaz de aplicar una fuerza en la palada descomunal. Va al mundial y lo gana. Va a lo Juegos olímpicos y los gana. Vienen los marcianos, se lo llevan a Marte y gana los mundiales y las olimpiadas marcianas. Además acaba con todos los zombis.  

 

La opción correcta es la C!!. (sincérate contigo mismo). 

 

 

El ejercicio de tracción unilateral con mancuerna ha sido descrito más o menos así

 


 Esta propuesta "de Gimnasio" es en cierto modo un ejercicio más localizado y que genera poca potencia (¿Cosa que a ti no te va a gustar, no?). Mira la pierna, está estirada todo el tiempo. ¿Cuántas veces te han dicho?: ¡tira de piernas!.  

Si te gusta la opción gimnasio hazlo al menos como te dice este video.


Ahora vamos a ver como hace Héctor este ejercicio para piragüistas 

 

 

 En la imagen se aprecia la posición inicial

1.- Apoyo de toda la planta del pié. Hubiera sido mejor estar descalzo. 

2.- Ángulo de la rodilla igual que en el kayak. Tobillo y cadera debería estar en la misma vertical o la cadera un poco más adelantada. 

3.- Tronco rotado. La pelvis debería rotar en el mismo sentido por acción de la pierna de empuje para iniciar la tracción. 

4.- Brazo de tracción extendido. La mancuerna debería estar un poco colgante, digamos que a milímetros del suelo. Es decir la acción un poco pretensada. 

5.- Mano de empuje apoyado en el banco a la altura de la vista, al igual que en el Kayak. 

6.- La pierna que está apoyada en el banco no hace nada especial. Simplemente reposa.

7.- ACCIÓN A REALIZAR

a.- Desde esta posición base, recodar que el movimiento se inicia con las piernas con una extensión. La planta del pie no se separa del suelo.

b.- Esto se  trasmite a la pelvis que "rota".

c.- Lo cual produce la rotación del tronco y cintura escapular. 

d.- Los brazos realizan el tirón final.  

e.- Se trata de un movimiento intencionadamente explosivo. Donde se genera máxima potencia.  (tengo datos que para 100kg en press de banca se alcanzaría 300W y para la cargada serían cerca de 3000W)

d.- El brazo de empuje permanecería activo como apoyo y "transmitiendo" la fuerza sobre el banco. 



He rotado la imagen para que se vea que la posición es la misma que en el kayak. 

 En ella se aprecia lo dicho en el punto 2 por eso el pie queda un poco alto. 

Se ve la poca rotación de la pelvis cuya cadera derecha debería estar más adelantada que la izquierda. 

El no tener la mano colgante del todo hace que el inicio de la tracción quede un poco alta.  (punto 4).

Mano de empuje a la altura de la vista. 👍.

 

 

 

Vista de la posición inicial (cenital o frontal según se considere)

 Se aprecia: hombros y cadera rotados. Parece que el peso está un poco más "colgante".

Mano de empuje bien activa casi como si aplicara la fuerza en la pértiga.  

 

El del fondo aunque no lo parezca está entrenando; solo que está mirando este blog en el móvil para ver como se hace el ejercicio

 

 Posición final

1.- Pierna "empuje extendida". Se le ha ido un poco y ha tendido a terminar de puntilla. Esto sería un error. Creo que podría haber extendido un pelín más la acción. Lo cual hubiera producido una rotación de cadera. Donde la cadera derecha "subiera más que la izquierda". si estuviera sentado diríamos que "habría rotado"

2.- Mano de tracción entiendo que correcta. Tal vez  se le haya ido un poco al haber usado poco peso para la demostración. Si hubiera usado más peso no le hubiera quedado más remedio que aplicar más acción de piernas y el codo hubiera quedado menos flexionado. 

3.- Rotación del tronco por lo dicho hasta ahora un pelín recortada.  Y no debería haber subido tanto. Debería haber mantenido la horizontalidad. 

4.- Mano de empuje en su sitio. debe estar activa y empujando activamente sobre el banco, valga la redundancia. 

 

 

 Una visión frontal para apreciar la rotación. Se ve como se le ha "hundido" un poco la pierna al interior. Brazo de empuje le ha quedado tal vez excesivamente extendido.  

 

 

 En esta imagen tomada por el otro lado se ve que se ha volcado un poco a la izquierda. 



 

Este ejercicio lo considero en una escala de especificidad alta. La seriación sería  la siguiente de más general a más específico : 

1.- Dominadas o tracción en polea alta.

2.- Remo en banco o Row o tracción polea. 

3.- Tracción unilateral mancuerna.

4.- Tracción unilateral en polea. 

5.- Kayakergómetro.

6.- Kayak.

 Especial consideración le doy al primero, las Dominadas. Ya que es el ejercicio donde todo el aparato de tracción (extensión) del hombro actúa a su máxima amplitud. Si no lo haces, luego no me digas que te duelen los hombros.  

 

Le doy las gracias a Héctor por haberse prestado a ayudarme en la confección de esta entrada sirviendo de modelo. Espero que os sea de ayuda para mejorar.