viernes 13 2023

"Abre pala"



Cuando entré en el club el canoista oficial era Falete, lo habían metido en canoa por "no caber bien en los K1" (jeje). Usaba el C1 Verde transparente, lo compraron junto a los Rangers verdes ( posiblemente sobre 1978).  luego Fali, también se pasó a la canoa con el C1 rojo sobre 1980, también de vez en cuando montaba Antonio Morales. 
En todo eso y ante las buenas expectativas se compro el C2 (El Buque o la Patera). Esta embarcación se la prestamos a los del Alcázar, Juan Andrades y Manolo Ramírez que estuvieron compitiendo en él hasta que nos lo devolvieron años más tarde
Con la debacle del 80' todo se perdió y esas embarcaciones quedaron almacenadas a la espera de nuevas semillas. 
Las causas principales del estancamiento de la canoa en el club fue debida principalmente a la falta de personal. Tampoco la fomentaba, por eso mismo y por las condiciones aquí en el río y por supuesto la falta de conocimiento específico. 
Cuando hubo interesados, primeramente les advertíamos que posiblemente hubieran más dificultades que en el kayak (por el agua) y seguidamente les obligábamos a hacer ejercicios de compensación (que rara vez lo hacían). Normalmente terminaban rechazando la oferta.
 Todo pasaba por tener un equipo más o menos estable de kayakistas para poder invertir en canoistas ( o que alguien estuviera absolutamente convencido en dar el paso).
Así pues, casi 10 años tardamos en volver a tener canoas en el club. Para tener un equipo equilibrado también debía ser completado con chicas (asunto que ya trataré en otra entrada, en el día de la mujer o así 👯). 
Cuando Eduardo y Rafa se ofrecieron, los equipamos modestamente y los mandamos "al tajo".
Os presento un nuevo testimonio de Eduardito, tal como él lo vio. Se queda corto en su relato pero es una pequeña impresión de la que se puede extraer mucha información: 


Teníamos 3 canoas, C1 roja, C1 verde, y el C2 “el buque”, los tres amarrados a las vigas del viejo pañol junto con el viejo K4 verde, indicio ya de entrada que fuese complicado su uso, nunca supe como llegaron al club estos tres barcos.

Una vez que uno ya se movía entre regatas e iba viendo de que iba el asunto empezó a llamar la atención aquello de remar asimétricamente, incluso antes de plantearme aprender aquello ya tenía decidido que sería derecho, solo por el hecho de tener más fácil las ciabogas, cosas de niño iluso.
Los primeros pasos con éxito -Noviembre 1992-

Los primeros recuerdos que tengo de aquello es de un verano poniéndome "pesao": “Juarmi, Juarmi, déjame coger una canoa”, como si le hablase a la pared, pero la suerte llegó un año después a primeros del verano 91, apareció por el club Rafa Millán.

Con las cuentas hechas: "cada uno por su lado".
Rafa no acababa de adaptarse al K1, entre eso y la insistencia llegó el milagro, no era el mes de julio y ya teníamos dos canoas en el agua, un izquierdo y un derecho, cayéndose continuamente. Luego llegó la regata del verano y asaltamos a Marcos Virseda, previo aviso de Marcos Parejo, que nos explicó aquello de “repalea y abre pala”, no sólo eso, nos invitó a entrenar con él en el club del Puerto. Llegó agosto y la primera regata en canoa, las Colombinas en Huelva.

El siguiente otoño-invierno nos lo pasamos en los Amarillos, creo que un par de tardes a la semana, yendo al Puerto y corriendo de la plaza de toros al club náutico con mochilas, rejilla, pala, y como no, el taco. De ahí sacamos una buena base con la que empezar a entrenar, montamos el C2, hicimos campeonatos de Andalucía y España, estrenamos dos C1, el Raza blanco y el Bidasoa verde, y por fin en 1994 llegaron los primeros resultados importantes, Rafa Millán hizo segundo en el campeonato de Andalucía de invierno, 8 en el de España y 3 en el de España por autonomías, solo 3 años después de bajar las canoas de las vigas del antiguo pañol, empezaba a funcionar la canoa en Sanlúcar.

Algún día de entrenamiento en C2 - invierno 1992-



La capacidad de liderazgo como entidad la manifestábamos proporcionando a los deportistas los recursos a nuestro alcance para que se pudieran desarrollar (p.e. los viajes referidos no lo costeaba el deportista). Debíamos apreciar el esfuerzo que ya de por sí hacían y lo valorábamos. El objetivo, como no (se ha dicho ya varias veces), era hacer crecer la cadena de tal manera que cada eslabón generara el siguiente.



25 julio 1993, II Trofeo Patronato Deportes Sanlúcar de Barrameda















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